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jueves, 26 de noviembre de 2015

La Virgen del Socavón y sus devotos danzarines


La ciudad de Oruro está situada en un semicírculo de montañas que durante siglos produjeron plata de tan buena ley. La historia de esta ciudad minera, está íntimamente ligada a la legendaria Virgen del Socavón, que desde tiempo inmemorial, es objeto de fastuoso culto en que se mezcla lo religioso con lo pagano.

En la más remota leyenda del lugar juegan papel principal el semidiós de la fuerza, Huari, y la Ñusta -llamada así por antonomasia-, diosa de la mitología aborigen, de quien se dice que en una posterior encarnación se convirtió en la Virgen del Socavón.

El gigante Huari había hecho una de sus principales guaridas en el interior de las montañas de Uru-Uru, en cuyas proximidades habitaba un pueblo de pescadores y pastores de llamas, el más diligente en su culto a Inti, el dios Sol.

Despertado Huari todas las mañanas por la primogénita y bella hija de Inti, llamada Inti Huara (La Aurora), que le descubría con su leve fulgor las hermosas galas de las tierras andinas, enamoróse de ella y queriéndola tomar para sí extendió en su derredor sus brazos de humo y fuego volcánico. Los paternos rayos solares viniendo en ayuda de la perseguida beldad sepultaron en el interior de los cerros todo el poder ígneo del semidiós turbado. Y éste juró vengar la afrenta pervirtiendo al religioso pueblo Uru.

Huari, tomó la forma humana del apóstol de una nueva religión. Con frases y ademanes oratorios comenzó a predicar contra Pachacamac y su obra religiosa y social. Tronaba, pleno de malos propósitos, contra Inti y la jerarquía social; exaltaba la supuesta superioridad de los bienes materiales sobre los espirituales y del laboreo de las minas sobre el de los campos. Los Urus le resistían, pero cuando Huari les condujo a los valles y les mostró y prometió las ubérrimas cosechas ajenas, los puneños que trabajan tierras mezquinas en productos de toda índole, se rebelaron contra sus viejas creencias y autoridades.

Ansiosos de riquezas abandonaron el trabajo cotidiano, duro, pero saludable. Dejaron de orar a Inti, para concurrir a conciliábulos nocturnos en que abusaban de la chicha de los valles, bebida que desconocieran. Alcoholizados, pronto manipularon sapos, víboras, lagartos y hormigas en actos de aquelarre, a fin de enfermar a los habitantes de poblaciones vecinas y aun a sus amigos y parientes y así apropiarse de sus bienes. La gente abatida por los vicios transformóse en apática, huraña y silenciosa.

El pueblo habría desaparecido por las luchas intersticias que advinieron; más un día en que después de copiosa lluvia se abrió el cielo cortado por el arco iris, se hizo presente una Ñusta de singular belleza y de espíritu superior escondido tras unos ojos almendrados y oscuros. De cabellos más oscuros todavía, pómulos salientes y tez no tan bronceada como de las mujeres lugareñas, noblemente vestida aunque a la usanza india, la Ñusta hablaba además del dialecto uro un nuevo lenguaje: el quechua. La acompañaban los curacas y amautas que habíanse exilado del villorrio cuando comenzó su perversión inevitable.

Poco a poco los hombres y sus actos tornaron a ser lo que fueron, revivieron tradiciones, costumbres, religión y ordenamiento social. Se impuso el quechua sobre el dialecto uru y el campo, habría recobrado y aun superado su escasa fertilidad si Huari en venganza, no desencadenara cuatro sucesivas plagas sobre el pueblo arrepentido: Una serpiente, un sapo y un lagarto descomunales e innúmeras hormigas voraces.

Por las montañas del sur reptaba una serpiente monstruo devorando cuanta sementera y ganado estaba a su alcance. Los uros vieron a la distancia las amenazadoras fauces y huían aterrorizados, cuando alguien clamó por la Ñusta quechua y ésta fue vista en contienda apocalíptica dividiendo ya, en dos, con su espada, el cuerpo del ofidio que quedó petrificado.

Por el lado norte, brincando con saltos tigrescos hendía la planicie un sapo de proporciones enormes cuyo resuello calcinaba los terrazgos. El vecindario que le veía venir acordábase de los innumerables batracios que sacrificara en brujeríos y sentía la inminencia de la catástrofe. Oportunamente, un guijarro lanzado por la heroína, con su honda, cayendo en la boca del sapo lo convirtió en piedra.

Cerca a Oruro, en Cala - Cala, existe una laguna de aguas rojizas a cierta hora del día. La leyenda dice que se formó con la sangre del lagarto decapitado con certero tajo por la protectora de los urus al dirigirse el saurio al caserío para destruirlo con furibundos coletazos. El resto del monstruoso cuerpo habría quedado esparcido en el cerro propincuo.

Huari era terco como poderoso, y pensó que su hermosa rival que había destruido tres animales de extraordinario tamaño y fuerza, sería vencida por tropeles de diminutos insectos. Muerto el lagarto, hizo brotar de la cabeza legiones de hormigas que se descolgaron desde Cala Cala llegando al río Tagarete donde los nativos acostumbraban pescar. En angustioso esfuerzo allí mismo, en los suburbios muertos los carniceros insectos fueron convertidos en montículos de arena.

Había por último que atemorizar a Huari, malo como el mismo diablo. Clavada fue la cruciforme espada vencedora en el cerro de Cala-Cala allí desde ahora se levanta una iglesia, y volvió entonces la paz en el contorno.

En las montañas donde según la leyenda, la Ñusta petrificó a la serpiente y al lagarto, las rocas sobresalientes y sinuosas figuran los cuerpos destrozados de ambos animales. Y no hace muchos años que la mole gigante del sapo ha sido destruido para evitar que siga siendo objeto de la superstición popular. En tanto las dunas que bordean la ciudad de Oruro por el lado este, nos sugieren visiones de las hormigas infernales.

Actualmente los devotos danzarines de la Virgen del Socavón se disfrazan de diablos cuyo jefe se llama Huaricato (representante de Huari uno de cuyos avatares sería el "tío" o semidiós de las minas); llevan máscaras cornamentadas decoradas con sapos, lagartos y víboras. Estos diablos representan un drama en el que los siete pecados capitales son personificados por otros tantos diablillos que son vencidos por el Arcángel Miguel y humillados ante la Virgen del Socavón.


La Virgen del Socavón y el Nina Nina


I
El sábado del carnaval del año de gracia de 1789, con su acompasado andar en la vereda de la calle Andalucía, hoy Chimborazo, de la famosa Villa de Oruro de San Felipe de Austria, un hombre de mediana estatura y con el aspecto exterior de un honrado artesano escondía sus facciones entre los gruesos pliegues de un confortable abrigo; avanzaba sereno su camino, absorto en apariencia en alguna meditación.

Al llegar a la esquina que es hoy la "Cruz Verde" miró con cierto recelo hacia la Casa de Gobierno "Aduana Nacional", abrigó cuidadosamente su cara con un poncho, caló el sombrero, requirió en su seno un objeto largo y apresuró sus pasos con dirección al "Pie de Gallo".

La parte más alta de la que en aquel entonces famosa Villa de San Felipe por sus inmensas riquezas minerales, se extendía en las mismas faldas de los cerros "Pie de Gallo" y "Tetilla".

Después de atravesar varias callejuelas y evitando todo encuentro, llegó a una tapia de mediana elevación, agazapado en un ángulo del estrecho recinto que encerraba aquella tapia. Anselmo Belarmino, que así se llamaba el hombre, hizo luz en su resquero y encendiendo una vela escondida en el seno, la colocó en un candelero de barro.

Momento después podía contemplarse arrodillado, orando fervorosamente ante la Imagen de una Virgen de Candelaria, pintada con notables rasgos y coloridos artísticos en la pared de aquel solar abandonado y casi destruido.

II

Ciertos informes y extraños antecedentes que recientemente llegó a conocer el comerciante Sebastián Choquiamo, de mediana fortuna, obligaron a éste, pocos días antes de Carnaval, a despedir de su casa y desahuciar rotundamente las pretensiones de matrimonio que había manifestado un novio de su hermosa hija la india Lorenza Choquiamo.

La noche de ese sábado en que Sebastián estaba ausente de su casa; Lorenza atendía en una tienda de su padre situada en el barrio de Conchupata. En eso, con todo el tono de esa seminobleza de la época de nuestro "coloniaje" y apoyando airosamente en una lujosa daga que llevaba al cinto, entró en la tienda de Lorenza un apuesto joven y pidió con imperio una copa de aguardiente.

A la luz vacilante de un candil se podía notar en las facciones de este joven cierto aire sospechoso y algunos rasgos repulsivos a primera impresión. Tenía la frente chata, los ojos pequeños y vivísimos, la nariz aguileña y una espesa barba cubría la mitad de su cara. Devoraba con la vista a Lorenza y sin más trámite ni cumplimiento arrastró con el pie un banquillo y se sentó a saborear su aguardiente junto al mostrador de Lorenza.

Preguntó por el dueño de la casa y después de observar con alguna inquietud los ángulos oscuros de la tienda se arrancó convulsivamente la barba postiza que lo desfiguraba y se dejó reconocer a Lorenza: era su prometido.

III

En ese tiempo la Villa vivía presa del terror y pánico que llegó a inspirar el famoso bandido Nina-Nina, especie de monstruo que perpetraba sus robos con la mayor audacia y la más astuta sangre fría. Este asesino no pudo ser tomado por la policía, y ni los premios que la autoridad ofrecía por su cabeza, ni las diversas partidas que se organizaban contra él, ni las celadas que se le tendían tuvieron un resultado favorable.

Casi todas las noches de la Real Villa de San Felipe envolvían entre sus sombras y el terror creciente de la vecindad, una víctima del implacable Nina-Nina. Su solo nombre hacía erizar los cabellos de los abuelos que los obligaba a recogerse a sus casas apenas se disipaban las tenues claridades del crepúsculo.

IV

Las siete y media de la noche serían escasamente el sábado de Carnaval que ya citamos, cuando Sebastián Choquiamo se recogía apresuradamente a casa. Media cuadra antes de llegar a su destino, Choquiamo tropezó con una pareja que le embarazaba el paso. Cedió respetuosamente la vereda, pero un ahogado "mi padre" que salió del grupo hizo retroceder a Choquiamo. Comprendió en un segundo que su hija fugaba con su pretendiente y entabló con éste una lucha desesperada.

Minutos después, un estridente ¡ay! Hizo vibrar los aires y una masa pesada quedó tendido en el suelo, mientras un hombre y una mujer se alejaban presurosamente del lugar de aquella escena.

Poco después de lo que llevamos narrando, una joven hermosa vestida de negro golpeaba la puerta del Hospital, apoyando su brazo en un joven que casi desfallecía. Hizo instalar con la enfermera a su protegido en el mejor nicho, encargó que llamaran al señor cura y desapareció súbitamente y como por encanto después de dar su bendición al agonizante y hablándole al oído cortas palabras.

Don Carlos Mantilla, párroco de Oruro, en 1789, recibió la confesión del paciente, quien en esos supremos momentos de agonía y teniéndolo aún clavada en la garganta su propia daga, expuso que él era devoto de una Virgen de la Candelaria que existía en un solar abandonado de la ciudad, y a cuya imagen dedicaba todos los sábados una vela; que él era Anselmo Belarmino alias el Nina-Nina y estando próximo a expirar sin confesión en manos de Sebastián Choquiamo, había sido auxiliado por la misma Virgen a quien veneraba.

De aquí nació ese culto frenético que desde entonces se profesa a la Virgen del Socavón.

Folletín Candelizas de la milagrosa Virgen del Socavón"f

La Virgen del Socavón y el Chiru Chiru


Existe en los valles templados de la América del Sud, un pajarillo muy pequeño de color oscuro, una especie de curruca o ruiseñor bastardo, de canto muy armonioso, que le llaman el "chiru-chiru". Este pajarillo, fabrica su nido en forma de una larga bolsa, colgada en la rama más alta de algún árbol, eligiendo los parajes más silenciosos. Dicha bolsa está trabajada, desde el fondo hasta la entrada, que apenas es un insignificante boquete suficiente para dar paso al cuerpo de la avecilla, mediante un entrelazado de espinos de algarrobo, con las púas dispuestas para afuera, tan fuerte, tan sólidamente asegurados por una sustancia elástica, parecida al pergamino, que elabora el pajarillo, que es imposible descubrir el fondo del nido, a menos que se destroce con un instrumento cortante aquella curiosa construcción erizada de defensivos.

Por analogía con el tal nido y por una antigua costumbre, en algunos lugares, como en los valles del Departamento de Cochabamba, a la persona que tiene los cabellos en desorden y pelos erizados, suele decírseles "cabeza de chiru chiru".

Hacen tres siglos más o menos, desde que, en la falda del cerro "Pie de Gallo" situado hacia el oriente y en las goteras de la ciudad de Oruro, donde descubrieron los conquistadores españoles las primeras y riquísimas minas de plata conocidas con el nombre de "Socavón de la Virgen", vivía, o mejor dicho, había hecho su guarida, un ladrón ratero, a quien, sea por la semejanza de su guarida con el nido de la avecilla descrita, le llamaban "el chiru chiru".

El tal ladrón, que, sea dicho de paso, no era criminal sanguinario y sólo se ocupaba de cometer raterías; en un paraje abrupto por entonces y hoy terraplenado y convertido en plazoleta, había edificado su miserable vivienda, tan baja y mal hecha, como para que no llegase a llamar la atención de ninguna persona -y así era- los que conocían al chiru chiru e ignoraban las malas artes a que se dedicaba, lo consideraban como a un mendigo o como a un pobre vagabundo e inofensivo, sin que faltaran persona caritativas que aún le prestaran su protección. Él por su parte, tenía la suficiente habilidad para vender en un barrio apartado de nuestra ciudad de Oruro, lo que hurtaba en otro, desempeñando en apariencia el papel de simple comisionista o encargado de terceras personas; de manera que, siendo un pobre diablo tan insignificante e ignorándose hasta su procedencia, nadie se preocupó nunca de conocer su guarida, con tanta más razón, cuanto que él, o madrugaba mucho o permanecía herméticamente cerrado dentro de aquella.

Los años habían pasado sin que se notara ninguna novedad ni alteración en la vida siempre igual del "chiru chiru", hasta que, un buen día de esos, se notó su desaparición, sin que nadie lo hubiese visto en ninguna parte ni a ninguna hora. Como pasó bastante sin su aparición, algún vecino se le ocurrió ir a visitar la guarida del hombre.

Trasladóse la comisión, auxiliada de un mechero, sospechando la lobreguez del zaquizamí; y habiendo encontrado su puertecita un poco entreabierta, penetró resueltamente en el aposento -y aquí viene el asombro y la estupefacción de los concurrentes- encontraron al infeliz chiru chiru... muerto y tendido, cuan largo era, sobre su miserable y vil camastro.

Tal asombro y tal estupefacción se hicieron indescriptibles, cuando, al levantar los ojos, contemplaron, a la cabecera del cadáver y en la pared que servía de moginete al cuartucho, una sorprendente y maravillosa virgen, casi de tamaño natural, de la "Virgen de Candelaria", con su hermoso niño y los atributos de aquella advocación, cayendo involuntariamente de rodillas los felices espectadores de aquel prodigio.

Cundió la noticia en un santiamén, acudieron los vecinos, todos mineros, y, bien pronto, los habitantes íntegros de la ciudad; extrajeron el cadáver de Chira-Chira, para re-conocer la causa de su muerte, amortajarlo decentemente y darle honrosa sepultura; y la guarida de éste, convertirla, desde entonces, en una especie de Sancta-Santorun fue el sitio de una romería incesante, que duró meses, años y siglos, y que continúa, ininterrumpida, hasta el presente.

El "Chiru Chiru", era efectivamente devoto de la Virgen de Candelaria y tenía a su cabecera una pequeña imagen de su patrona, en un cuadrito litografiado o, seguramente, estampado en madera, en esa época.

Todas las noches que salía a hacer sus fechorías (porque de día era el hombre más honrado), le dejaba infaliblemente, encendida una velita de sebo a su Virgen, para que le amparase en sus correrías y la sacase "con bien" de cualquier conflicto.

La Santa Virgen, probablemente compadecida de su miseria, le dejaba hacer o se hacía de la vista gorda, mientras que el Chiru Chiru desvalijaba un poco de sus bienes terrenales a los poderosos y a los ricos, generalmente avaros y nada caritativos.

Pero en una noche fatal, trató de apoderarse del único tesoro que poseía un infeliz peón caminero y su familia, consistente en una petaca de cuero que contenía sus pobres ropas, humildes y estropeadas. Como es natural, la Virgen se indignó de sobremanera, y, llamando, interiormente, a la conciencia de su devoto, le prohibió que cometiera semejante atentado; pero el Chiru Chiru se obstinó en ejecutar semejante infamia por considerarle demasiado fácil, no sin insistir en su prohibición, la Virgen abandonó al ladrón de su amparo.

El Chiru Chiru, libre ya de todo escrúpulo, se puso en ejecución inmediata; pero no había entrado en sus planes la contingencia de que iba a tropezar con un hombre que, aunque demasiado infeliz, era tan valeroso y resuelto, que no sólo sabía hacer frente a todas las adversidades de su mala suerte, sino también defender, a sangre y fuego y temerariamente, su propia vida, las de su mujer e hijos y el tesoro de sus miserables harapos. Cuando el Chiru Chiru se colaba ya en la vivienda de aquella pobre familia, por una puertecilla que entreabriera cuidadosamente, el caminero que tenía el sueño muy ligero, despertó inmediatamente y percibiendo un leve ruido y a través del trasluz de la puerta la presencia de una sombra, creyendo que se trataba de algún asesino o de un enemigo encarnizado que tenía, cogió rápidamente el puñal que le servía para sus andanzas y viajes; y como era hombre "que no esperaba recibir para dar" , lanzóse sobre la puerta, sin que el Chiru Chiru tuviese tiempo sino para volver la espalda, en la cual el caminero le asestó una profunda puñalada. Como el ladrón era demasiado ágil, a pesar de su mortal herida y de la estupefacción del caminero, que se detuvo esperando ver desplomarse a su víctima, echó a correr de tal suerte, que aunque el agresor trató de perseguirlo después, no pudo ya alcanzarlo, perdiéndolo entre las sombras de la noche.

Por más que la puñalada no hubiese comprometido el corazón del herido y por mucha que fuese la fortaleza de éste, después de haber corrido unas cinco o seis cuadras, el Chiru Chiru, cuya lesión era demasiado grave, cayó desfallecido, en campo abierto, ya en las afueras de la entonces aun pequeña ciudad. Allí casi agonizante y poseído del más inmenso y sincero arrepentimiento, empezó a clamar a su divina patrona y a implorar su protección.

La Virgen, sin duda conmovida por las fervientes plegarias de su desobediente protegido; viéndolo en trance tan duro y desastrosa, además, de aprovechar de aquel momento supremo de regeneración de su alma, acudió presurosa al sitio en que yacía aquel, y, alentándolo en su fe y prodigándole los más solícitos y delicados cuidados, le condujo, lentamente, hasta su ya descrita guarida.

Instalado el herido en su humilde lecho, la divina enfermera, con todo el amor y la ternura de una madre, le asistió, bondadosa, hasta sus últimos instantes, recogiendo de los labios del ladrón, junto con su arrepentimiento, la sincera gratitud de sus bendiciones. Y cerrados para siempre los ojos del Chiru Chiru, su noble protectora se transformó, en seguida, en la hermosa imagen, que bajo la advocación de la "Virgen de Socavón", es venerada hoy día, en el templo del mismo  nombre.

Autor: José Víctor Zaconeta

Virgen del Socavón

Fresco pintado el Siglo XVI, en un muro de ingreso al "Socavón" de la Villa colonial de Oruro, el culto y devoción a la imágen, ha generado el famoso Carnaval de Oruro, miles de danzarines que bailan devotamente.

La Virgen del Socavón, es una advocación de la Virgen María que se venera en la ciudad de Oruro, Bolivia.

Se celebra el sábado de carnaval, es la patrona de los mineros, además declarada "Patrona del Folklore Nacional" por ley de 12 de febrero de 1994.

Es venerada particularmente por los mineros, que le agradecen y le piden que no les falten las riquezas minerales en los socavones de las minas. Cada año es visitada el sábado de carnaval por más de cuarenta mil bailarines, que después de haber recorrido más de cinco kilómetros bailando con fe y devoción, terminan pasando de rodillas delante de su imagen. Su fiesta fue reconocido como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" por la Unesco el 18 de mayo de 2001.

Historia
Fotografía de la pintura de la Virgen del Socavón (Virgen Candelaria) de 1781, en Oruro Bolivia, actualmente existe una colección fotográfica en el Santuario del Socavón desde esa fecha.

Solicitados por el encomendero de Paria, Lorenzo de Aldana, los padres Agustinos vinieron desde España y se dedicaron a la evangelización del Altiplano boliviano. Sus primeras llegadas son en Challacollo, Paria, Toledo (en Oruro) y Capinota (en Cochabamba) en 1559. El encomendero de Paria, Lorenzo de Aldana, había creado un Mayorazgo o fundación benéfica a favor de la religión y de los indígenas encomendados a él, Aldana muere en el 1573, diez años antes que Francisco Tito Yupanqui tallara, en 1583, la Imagen de la Candelaria para el santuario de Copacabana, igualmente confiado a los Agustinos en 1588. Aldana había nacido en 1508 en Extremadura, en la ciudad de Cáceres, donde era grande la devoción a la Virgen de la Candelaria.

Los Agustinos traían una fuerte devoción mariana desde España, donde la fiesta de la Candelaria se había establecido ya en el siglo XI como una de las cuatro principales fiestas marianas. Saliendo de España, habían tocado como último puerto, antes de cruzar el océano, Tenerife, en las Islas Canarias, donde existe un Santuario dedicado a la Virgen Candelaria. De ahí la devoción a la Candelaria se había popularizado especialmente entre los marineros que la tomaron como abogada y la izaron al lado de los timones en las procelosas travesías hacia América.

Cronología de la llegada de la Virgen del Socavón de Oruro
  • 1559, Los padres Agustinos llegan de España a Challacollo, paria y toledo solicitados por el encomendero de Paria, Lorenzo de Aldana, lo agustinos traían una una fuerte devoción mariana desde España, donde la fiesta de la Candelaria se había establecido ya en el siglo XI Aldana había nacido en 1508 en Extremadura, en la ciudad de Cáceres, donde era grande la devoción a la Virgen Candelaria.2 Los Agustinos en su misión evangelizadora, inculcaron a los nativos la imagen de la Virgen de la Candelaria y la figura del Diablo.
  • 1550-1600: período en que fue pintado, sobre yeso en un muro de adobe de una ermita en las faldas del cerro conocido como “Pie de Gallo”, el fresco de la Sagrada Imagen de la Virgen del Socavon.
  • 1680: la ermita del Socavón es enriquecida con ornamentos de culto durante los años de la gran bonanza (Ángel Torres Cejas, Oruro en su historia, p. 157).
  • 1750: mejoramiento de la antigua ermita del Socavón (Ángel Torres Cejas, Oruro en su historia, p. 156).
  • 1771: primer documento hasta ahora conocido, que hace referencia a otro anterior del 1760 (Arzobispado de Sucre, legajo ABAS del 11. VIII. 1771) usa ya el título de Santuario de Nuestra Señora del Socavón.
  • 1781: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón hasta ahora conocida, propiedad de Cirila Díaz Robollo.
  • 1789: el sábado de carnaval, el 21 de febrero, muere Anselmo Belarmino, el “Nina Nina”.
  • 1800: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón sobre lámina, propiedad de la familia Cárdenas Centellas, en Sucre.
  • 1801: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón sobre lámina, propiedad de Raúl Rojas Ustares.
  • 1810: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón sobre lámina: “Nra. Sra. del Socabón de Oruro. Se pintó a devoción de D. Apolinar de la Vega y su consorte Da. Melchora Solís y La Hera”.
  • 1811: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón sobre lámina, propiedad de Arturo Vega.
  • 1813: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón sobre lámina: El Ymo Sor Dr. Benito Ma. Moxo, Dignis. Arz. de La Plata, conc.e 80 días de Ynd.a al que rezare una Salve a esta Div.a Ym.n del Soc.n de Oruro; y 80 al que un Padre nuestro a su Divino Hijo. Oruro 1813 años”.
  • 1815: reproducción de la Imagen de Nuestra Señora del Socavón sobre lámina, propiedad de Grigoriú Raimundo.
  • 1849: rarísimos ejemplares de dos monedas de plata acuñadas en Oruro (del libro “Monedas – medallas – billetes, etc.”, impreso por Editora Quelco de Oruro en 1976, por cuenta del Banco de Crédito de Oruro). De estas monedas dice el libro: “Metal: Ag. Cuño: Oruro. Anv.: CERRO D. SOCABÓN. Entre olivos y laureles el cerro y la iglesia del Socavón con el sol naciente. Rev.: Arco superior: REPÚBLICA BOLIVIANA. Arco inferior: OR.1S. 1849. JM. Al centro: GRATITUD AL SOR. P.e.M.Y.B. (prob.: Presidente Manuel Isidoro Belzu) con rayas cruzadas debajo de las iniciales. Año 1849”.
Medalla Moneda: “R103. 1849. JM 300 500 – SR. Metal: Ag. Anv.: CERRO DEL SOCABÓN. Entre olivos y laureles el cerro y la iglesia del Socavón con el sol naciente. Rev.: Arco superior: REPÚBLICA BOLIVIANA. Arco inferior: JM. 1849. 15. OR. Al centro: GRATITUD AL SOR. P.e.M.Y.B. (prob.: Presidente Manuel Isidoro Belzu) sin rayas debajo de estas iniciales”.

Medalla Moneda: “Mod. 19, 9 mm Peso 3, 55-360 g R 104. 1849. JM 500 600 – SR. Estas monedas llamadas del ‘Socavón de Oruro’ se presentan en un 95% agujereadas. Pudiendo ser únicas aquellas en perfecto estado. – 104”. (Museo sacro del Santuario, Oruro).
  • 1881: inician trabajos para la construcción de una nueva iglesia más grande, impulsada por el presbítero Francisco Cárdenas. La piedra conmemorativa de la conclusión de los trabajos es del febrero de 1884.
  • 1894: reestructuración del templo realizada por el ingeniero Julio Pinkas, en forma de cruz latina.
  • 1895: se erige el nuevo altar de la Virgen, en estilo neogótico, con las imágenes de San José y San Antonio al lado de la imagen de la Virgen.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Video A Vuestros Pies Madre

Video Plegaria: Uru Canto (Virgen del Socavón)

Virgencita mía, a ti mi oración, soy tu peregrino, que pide perdón. Virgencita mía, da tu bendición, a todos tus fieles por su devoción", quienes tuvieron la oportunidad de cantarle frente a su imagen.

Oración Del Danzarin A La Virgen del Socavón


Oh virgen Santísima del Socavón, 
Preciosa joya de nuestra cultura e inspiradora 
de nuestras mejores tradiciones, te ofrecemos 
nuestras promesas, nuestras plegarias y nuestras danzas.

Tú encarnas los más altos valores humanos y religiosos de nuestros antepasados.

Tu eres nuestro orgullo y nuestra esperanza; 
nuestro refugio y nuestro consuelo; nuestra reina madre y patrona.

Mamita del Socavón, por ti danzamos, 
cuerpo y alma en la solemne liturgia de nuestro carnaval, 
acoge benignamente nuestros sacrificios y nuestro homenaje.

Virgencita de nuestro corazón, míranos siempre con complacencia; 
infúndenos el amor al arte, la verdad y la virtud; 
danos un alma pura y noble, 
líbranos de los peligros y angustias, 
de las tentaciones, los vicios, odios y envidias.

Concédenos la salud del alma y del cuerpo, 
el pan de cada día y la paz del corazón. 
Amen.

Dios te salve Maria…

Oración A La Mamita del Socavón



Oh! Virgen gloriosa del Socavón, Alegría de nuestros hogares ! 
honra de nuestro pueblo y esperanza dulcísima de todos los corazones; 
acepta los homenajes de tus devotos y escucha nuestras preces.

Derrama a manos llenas sobre nosotros y todos los nuestros, 
tus celestiales favores, satisface todas nuestras necesidades, 
colma nuestras ansias y acoge favorablemente todas nuestras peticiones.

Has oh madre mía, que el esplendor de tu Templo y de tu Culto, simbolice siempre el brillo de nuestras virtudes y que jamás nos retiremos de tu Santuario sin llevar en nuestras almas, la fortaleza y el consuelo, la santa resignación y dulce esperanza.

Dirige tu mirada compasiva a esta amada Patria y a Oruro.

Líbralas de todos los males y cólmalos de todos los beneficios. 
Custodia el tesoro sagrado de su fe y hazlas grandes y felices al calor de tu hermosa y fecunda devoción, manantial de sociales y domesticas virtudes.

!Dios te salve, Reina y Madre! Hasta Ti llegamos, implorando tu misericordia y pedimos tu bendición como prenda de paz y concordia. Así sea.

!Nuestra Señora del Socavón, estrella de la mañana! 
RUEGA POR NOSOTROS

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